sábado, 6 de marzo de 2010

Los mismos de siempre

Por Augusto Taglioni

Resulta complejo poder analizar todo lo que rodea al clima destituyente que atraviesa la República Argentina y los posicionamientos en relación a la veracidad de esta intención que parece imposible, a entender de quien escribe, de poder ignorar.


La semana que se fue dejo como imagen una fotografía algo difícil de digerir. El Senado de la Nación ha cambiado en cuanto a correlación de fuerzas. El oficialismo sigue siendo la primera minoría pero lo que las corporaciones mediáticas definen como el Partido de la oposición supieron amucharse para dibujar una mayoría circunstancial diversa y con la intención clara de obturar un proceso político, social y económico. Entre las caras visibles aparecieron responsables del mega canje de la Alianza como el radical Gerardo Morales, el ejecutor del Default Adolfo Rodríguez Saa, efímero ex presidente de la Nación y hermano del feudal gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saa. También el ex presidente Carlos Menem y el seudo progresista Luis Juez fueron activos festejantes de este pacto parlamentario que impuso su mayoría en el congreso.

Ahora bien, y alejándonos de lo que puede producir una foto cargada de pasado, es necesario esgrimir la verdadera intencionalidad que está en juego en el escenario político actual y los argumentos que muestran claramente un claro intento destituyente. Cuando anticipábamos un 2010 cargado de conflictos con los grupos económicos, nos referíamos a las diferentes estrategias que manejan los oligopolios formadores de precios y los patrones rurales, el corporativismo de la derecha parlamentaria y sus aliados y del poder judicial y el desgaste constante de los medios de comunicación masivos.

A principios de enero el atrincheramiento del Golden Boy y ex Presidente del Banco Central, Martín Redrado, dio inicio a un periodo de obstaculización constante. La presidente de la nación decidió, a través de un DNU, pagar la deuda externa (que en el 2006 fue cancelada por el entonces presidente Néstor Kirchner en un 70 por ciento del PBI) con reservas para liberar el presupuesto para políticas sociales y así poder bajar la tasa de la deuda de 16 a 0,5% y crecer al 7% anual. Desde ya que está claro que la deuda es ilegal e ilegitima y que en caso de ser investigada los responsables deberían ir presos. Vale la aclaración para algún desprevenido que enseguida levanta el dedo y hace juicio revolucionario. Hecho el anuncio del pago, los sectores opositores acusaron al gobierno de hurto de dinero nacional y apoyaron al renegado Golden Boy. Para no entrar en redundancias, el debate se instalo a través de los medios como una defensa de la soberanía de Redrado para con los ahorros argentinos y no como una medida destinada a cumplir compromisos internacionales y deudas de los mismos que hoy se oponen intentando obligar a que el gobierno revise sus gastos, es decir, ajuste y que se pague la deuda con congelamiento de salarios y superávit primario como dijo Francisco De Narváez.

La coyuntura deslizo una maniobra inteligente de parte del gobierno con el nombramiento de Mercedes Marco del Pont al frente del central, una economista heterodoxa que apuesta a un modelo de desarrollo económico de desarrollo e inclusión. Como no puede ser de otra manera, esto altero al Partido de la oposición y mediante la corporación judicial nacieron lluvias de amparos y apelaciones. Jueces rápidos para juzgar políticas soberanas pero que pecaron de sordos, ciegos y mudos cuando en Argentina se recortaba el 13 porciento a los jubilados y a los empleados estatales.

Este debate en relación al país real y el país virtual no solo debe resumirse en aquellos intereses tocados por el kirchnerismo (125, AFJP, Ley de Medios), los derechos adquiridos en materia laboral y social o en las mentiras y terribles agresiones de los monopolios mediáticos y la derecha parlamentaria. Vale la pena preguntarnos si no perdimos una batalla con el sentido común en donde el país virtual tiene más fuerza que el real, o al menos pareciera difusa su distinción para algunos sectores consumidos por el odio. Aquí radica la importancia de aquellos que creemos caminar por un país real justo, corregible y a profundizar. Debemos visualizar el rumbo y no quedarnos en el camino por indeferencia, vanguardismos o purismos. La organización popular y defensa de las conquistas debe ser el camino de defensa de ese rumbo. La defensa frente a los enemigos de siempre.

Es inconcebible pensar en que lo que está en marcha desde hace dos años no sea un clima de destitución. Es ignorar la fuerza de los grupos económicos que pretenden especular con la inflación para que la rentabilidad sea a través del aumento de precios, es decir, con el salario de los trabajadores. Es pensar y subestimar que aquellos que hoy se agrupan en diputados y senadores solo lo hacen por la distribución de las comisones y la búsqueda de consenso y no para impedir que Cristina gobierne y esto decante en un golpe blando ayudado por el maniqueo que ejercen los Multimedios de comunicación. Simplificar esta realidad, que es nuestra realidad como ciudadanos en un mero conflicto entre oficialismo y oposición, es no entender la complejidad de los acontecimientos. Es separarse de la definición de un rumbo definido, que los grupos económicos en sus distintas expresiones (política, económica, judicial) tienen claro para el 2011 o antes. Son los mismos de siempre, los que ven gastos en inversión en escuelas, cooperativas o asignaciones por hijo. La derecha siempre tuvo un plan, a veces no es necesario que lo diga, porque es el mismo de siempre. Estará en nosotros no confundir golpe institucional de los grupos de poder económico con el país virtual de Nunca Jamás siendo nosotros los niños perdidos gobernados por el capitán garfio K, en donde Peter Pan sea algún empresario carismático y golpista defensor de la renovación política. No nos confundamos, son los mismos de siempre. Los enemigos de siempre que quieren depurar nuestras conquistas y no se preocupan por nuestros errores.

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