sábado, 21 de noviembre de 2009

Polarización y lucha por una América Latina unida

Los conflictos que se producen en Latinoamérica marcan una realidad que parece transitar el inevitable camino de la polarización. En el artículo “Dejavu” anticipábamos que los intentos intervencionistas del imperialismo en territorios soberanos de nuestra región nos recordaba, indefectiblemente, momentos oscuros de la historia supuestamente olvidados.


Como decíamos en dicho artículo, las metodologías empleadas por Estados Unidos han cambiado, en tanto, los objetivos son los mismos. El conflicto que generó el acuerdo entre Colombia y Estados Unidos para la instalación de siete bases norteamericanas en suelo colombiano se agudiza a medida que Estados Unidos intenta retomar el protagonismo en el continente. Esta decisión no marca una política soberana del gobierno de Álvaro Uribe sino que compete a todos los países de la región que se han manifestado en contra de la medida. Venezuela ha sido el adversario más fuerte de los Estados Unidos y por ende, de Colombia, y fue el gobierno de Chávez el que más reticencias tuvo alegando que “es inadmisible” que se permita la intervención estadounidense, cuyo único objetivo es volver a dominar a los países que ya no están bajo su ala programática.

Al mismo tiempo, Paraguay atraviesa un conflicto interno que lo llevó a perder el apoyo del vicepresidente, el conservador Federico Franco, y de todo el Partido Liberal, en connivencia con las Fuerzas Armadas y referentes de los partidos tradicionales, que luego de que el presidente intentara un impuesto a la renta de los terratenientes, éstos realizaron un lock out patronal con represión a pueblos indígenas incluidas. Cabe mencionar, el agravante de no contar con la mayoría parlamentaria, lo que imposibilita la realización de reformas profundas.

El analisis se torna más complejo cuando se observa la perpetuidad de la dictadura en Honduras donde el dictador, Roberto Micheletti, ahora anunció que dejará la presidencia una semana antes de las elecciones y la retomará finalizada éstas. La decisión fue bien vista por Estados Unidos pero no por los países de la región que exigen la vuelta de Manuel Zelaya. Mientras tanto, la dictadura se mantiene con la complicidad de los Estados Unidos y los organismos internacionales.
Evidentemente la situación latinoamericana camina directo a la polarización en donde no se descarta la violencia, ya impregnada por la intención golpista e intervencionista del imperio y los personeros de la región. El avance de la derecha en países como Chile y Paraguay evidencia claros objetivos de instalar políticas extranjerizantes y derechistas que no resuelven los problemas de las mayorías populares. También es de público conocimiento los intentos separatistas- con la colaboración activa de los gringos- en Ecuador y en Bolivia y la reivindicación represora de la derecha venezolana para hacer un golpe de estado a Chávez. Claro está, éstos países cuentan con un apoyo popular mucho mayor que los vecinos chilenos y paraguayos.

En Argentina, el avance de la derecha luego de las últimas elecciones también genera una preocupación para la región. De todas formas, el gobierno nacional retomó las riendas de la gobernabilidad con medidas altamente demandadas por los sectores populares, como la Ley de Medios y la Asignación por hijo.

La polarización es una realidad, el avance de la derecha y la iniciativa de los Estados Unidos para adueñarse nuevamente de la región también. Dependerá de la fortaleza de los pueblos y de la autonomía de los presidentes – con las diferencias, atenuantes y matices que existan entre ellos y los diferentes procesos- que luchan por una Latinoamérica grande y unificada, en seguir marcando un rumbo emancipatorio y libertario que lleve a la segunda y definitiva liberación del continente.

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